Si echamos un vistazo a las diversas infografías que han aparecido últimamente por la web, desde muy distintos foros, países, y sectores económicos, y las analizamos brevemente, veremos que casi todas ellas extraen una serie de conclusiones que se repiten casi por sistema.

En primer lugar, el coworking es un fenómeno que está creciendo a pasos agigantados en todo el mundo. Cientos de usuarios se unen cada día a este nuevo modelo de trabajo y el número de espacios de coworking se dobla todos los años.

En segundo lugar, la valoración media de los coworkers respecto a este modelo de actividad ronda el ocho y medio sobre diez.

En tercer lugar, el perfil habitual es el de freelancer o profesional independiente, pero cada vez más startups, micropymes (de menos de 5 empleados) e incluso las grandes empresas eligen el coworking. En este último caso las firmas suelen elegir una fórmula mixta que permite la deslocalización del trabajo.

En cuarto lugar, la tasa de participación femenina, aun siendo aún inferior a la masculina (en una relación de 35/65%), no deja de incrementarse.

En quinto lugar,  los coworkers subrayan la importancia de la red social, de las sinergias, de la mejora en la calidad de sus productos y servicios y del aumento de las ventas, estableciendo una relación directa con el modelo de espacio de trabajo elegido.

Y por último, entre los aspectos no económicos que salen siempre bien parados de la experiencia en un coworking habría que mencionar:  el aumento del círculo de amigos, de la motivación, el desarrollo de las habilidades sociales, la mejora de la salud (o, al menos, de la propia percepción de la salud), el aumento de la sensación de independencia, y -en definitiva- de la felicidad.

Creo que todas estas razones son más que suficientes para darle una oportunidad al coworking. ¿No te parece? Ven y compruébalo por ti mismo.