La ética del «Hazlo tú mismo», o DIY (Do it yourself) Ethic, abarca una rango enorme de disciplinas y consiste -básicamente- en un tipo de filosofía que promueve sobretodo la realización de tareas sin la ayuda de «expertos» cuyo único interés es el lucrativo. Esta iniciativa persigue  la idea de que cualquier persona puede ser perfectamente autosuficiente, es decir, que es capaz de realizar una gran variedad de tareas por sí misma sin la necesidad de confiar en otros; y que, en caso de necesitar ayuda, esta debería provenir preferiblemente de iguales que compartan una motivación fundamentalmente altruista.

Aunque este tipo de planteamiento es heredero de la cultura punk de los 70 y, hasta cierto punto, hija del movimiento anticonsumista, lo cierto es que un amplio sector de los nuevos emprendedores, y muchos creativos y autores indie, se han adherido a él, reforzándolo y alterando parcialmente sus bases filosóficas iniciales.

La cultura de los Makers, cuya difícil traducción podría corresponderse a «los hacedores» o, más bien, «la gente que hace cosas», representa una extensión tecnológica y más actual de la ética DIY, que se extendería a través de un amplio arco de actividades que abarcaría tanto las ingenierías más punteras (robótica, CNC, impresión 3D…) hasta las actividades más tradicionales (metalurgia, carpintería, etc.) ligadas a las actividades de índole manual  y las artesanias.

Desde un punto de vista filosófico seguiría siendo un movimiento basado en la relación entre iguales y propulsado por un aprendizaje de tipo práctico vinculado a una suerte de constructivismo personal que buscaría no solo el beneficio económico sino también la pura diversión, la realización personal y el hecho -tan singular como gratificante- de compartir con otros la creación de prototipos con un fin altruista.

Aunque la cultura de los Makers -junto a la de los hackerspaces y los Fab Labs– es un fenómeno muy conocido en Gran Bretaña y los Estados Unidos, es relativamente desconocida en España, y prácticamente inexistente en Málaga. Sin embargo, noticias -chivatazos más bien- muy recientes me han empujado a pensar que tal vez esta situación cambie en muy poco tiempo. 🙂

¡Estad atentos!